Resumen:

  • Rama sugirió que una cartera podría ser dirigida por IA y definió la tecnología como “el miembro más eficiente” del gobierno.

  • El país ya aplica IA en contratación pública, análisis de transacciones y monitoreo con drones y satélites; también opera un asistente virtual en e-Albania.

  • El plan busca acelerar la alineación legal con la UE; el reto es evitar que la IA maquille prácticas opacas.

Albania ha convertido la digitalización en una estrategia de Estado y ahora quiere dar un salto más ambicioso: explorar un “ministerio de IA”. El primer ministro Edi Rama ha dicho que la inteligencia artificial podría convertirse en “el miembro más eficiente” del gabinete y que, algún día, una cartera podría ser gestionada íntegramente por algoritmos. Su apuesta no llega en vacío. Mientras Europa debate los límites de la IA, Tirana la está integrando en procesos sensibles con el objetivo de reducir corrupción y ganar velocidad en su aspiración de ingreso a la Unión Europea.

En la administración ya hay terreno recorrido. El gobierno utiliza sistemas de IA para gestionar aspectos de las compras públicas, un área históricamente vulnerable, y para analizar en tiempo real transacciones fiscales y aduaneras para detectar irregularidades. Sobre el territorio, drones y satélites apoyan inspecciones contra construcciones ilegales y cultivos de cannabis, una combinación que busca sustituir operativos intermitentes por vigilancia continua. En el frente ciudadano, el portal e-Albania concentra la gran mayoría de trámites públicos y ofrece un “funcionario virtual” 24/7; según cifras oficiales, el ecosistema digital ha realizado decenas de millones de transacciones y ahorrado cientos de millones de euros a usuarios y al Estado.

El argumento político es claro: si la IA ayuda a ordenar procesos, puede acelerar la armonización de normas locales con el acervo comunitario —un volumen monumental de leyes y estándares— y acercar a Albania a su meta de adhesión. Bruselas ha reconocido avances y anima a mantener las reformas, con énfasis en Estado de derecho y lucha contra la corrupción. En paralelo, Tirana ha presentado módulos de IA para acelerar la traducción y el cotejo de legislación, y ha actualizado su asistente digital con capacidades de voz e imagen para guiar trámites.

La propuesta, sin embargo, trae una advertencia que no conviene minimizar. Voces de la oposición y analistas locales señalan que, si quienes diseñan y entrenan los sistemas son los mismos que se benefician de contrataciones opacas, el resultado podría ser un “disfraz digital” de la disfunción existente. La discusión no es tecnológica, sino institucional: trazabilidad de decisiones automatizadas, auditorías externas, publicación de datos y la posibilidad de revisión humana efectiva. Sin esos diques, un ministerio de IA sería, en el mejor de los casos, un atajo poco fiable; en el peor, una caja negra con poder regulatorio.

Opinión: La audacia tecnológica siempre seduce, pero la confianza ciudadana no se terceriza a un modelo. Si Albania quiere que la IA sea parte del remedio y no del problema, primero debe blindar reglas, abrir datos y aceptar escrutinio. Un algoritmo no cobra sobornos; también es cierto que aprende de quien lo programa.

Fuentes:

Keep Reading

No posts found