Resumen:

  • Samsara Eco abrió su primera instalación y headquarters en Jerrabomberra (NSW).

  • La tecnología enzimática despolimeriza mezclas de plásticos como poliéster y nylon 6,6 para fabricar materia prima “virgen-equivalente”.

  • Próximo hito: planta comercial de 20.000 t/año prevista para 2028 y offtake de 10 años con Lululemon.

Samsara Eco, start-up australiana de tecnología climática, inauguró su primera planta junto con su nueva sede en Jerrabomberra, Nueva Gales del Sur. La instalación alberga EosEco, una plataforma de reciclaje enzimático que utiliza enzimas diseñadas por IA para romper polímeros complejos y mezclas textiles en sus bloques químicos originales. A diferencia del reciclaje mecánico, que degrada calidades y suele exigir corrientes muy puras, la aproximación enzimática apunta a flujos “difíciles”: fibras mezcladas, colores intensos, textiles tratados y plásticos con aditivos. El objetivo es obtener monómeros de poliéster y nylon 6,6 que se re-polimerizan en materiales con desempeño equivalente al virgen.

La apertura es un paso intermedio hacia la escala industrial. Samsara firmó con KBR la ingeniería de su primera planta comercial enfocada en textiles, cuyo arranque está programado para 2028 y una capacidad de 20.000 toneladas anuales. En paralelo, la compañía asegura demanda futura: mantiene un acuerdo de suministro a diez años con Lululemon para materias primas recicladas, tras pilotos que ya produjeron muestras de nylon 6,6 y poliéster mediante procesos enzimáticos. Ese encadenamiento—tecnología, ingeniería y mercado—intenta resolver el clásico cuello de botella de la economía circular: hacer viable, repetible y financiable el salto desde el laboratorio.

El movimiento llega mientras el sector revisa críticamente otros enfoques de “reciclaje químico” por sus balances energéticos y emisiones. El discurso de Samsara sostiene que las enzimas permiten temperaturas más bajas y selectividad molecular, con potencial de menor huella de carbono frente a la despolimerización térmica. La evidencia comparativa—LCA, datos de energía por tonelada y tasas de rendimiento—será determinante en los próximos años, cuando la tecnología compita por contratos con marcas de moda, envases y minoristas. Por ahora, la inauguración en Jerrabomberra ofrece un laboratorio-planta para validar blends reales y cerrar acuerdos de suministro estables.

La señal es prometedora: tecnología que resuelve un problema específico y una ruta comercial clara. La cautela: sin métricas públicas comparables de energía y emisiones, el adjetivo “circular” puede inflarse rápido; toca pedir números y dejar que hablen.

Fuentes:

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