Resumen:
Google Cloud y NASA testean un asistente clínico de IA para operaciones médicas “independientes de la Tierra”.
El sistema integra voz, texto e imagen y corre en Vertex AI; se alimenta de protocolos y datos simulados.
Retos: validación, confiabilidad, ciberseguridad y alineamiento con normas médicas y de misión.
La exploración humana se topa con un límite biológico: el retraso en las comunicaciones. En la Luna puede ser manejable; en Marte, una consulta ida y vuelta roza los 40-45 minutos. En ese contexto, NASA y Google están probando un asistente clínico basado en inteligencia artificial —el Crew Medical Officer Digital Assistant (CMO-DA)— pensado para guiar diagnóstico y tratamiento cuando la tripulación no cuenta con un médico ni con “control de misión” al instante. Según Google, el sistema es multimodal (voz, texto, imágenes), se ejecuta en Vertex AI y está orientado a apoyar decisiones con flujos paso a paso y acceso a conocimiento validado.
La iniciativa no nace de cero. La línea de trabajo de NASA en “operaciones médicas independientes de la Tierra” (EIMO) lleva años madurando un sistema de soporte a la decisión clínica (CDSS) para entornos aislados: desde recomendaciones terapéuticas hasta integración de registros, imágenes y sensores. Documentos de la Human Research Program describen prototipos como “Doc-in-a-Box”, el uso de LLMs en el borde, agentes para mover datos entre sistemas y criterios de “AI confiable” para gestión de riesgos. El CMO-DA se inserta en esa arquitectura, con énfasis en casos de uso de Artemis y, a futuro, misiones marcianas.
Diversas coberturas periodísticas han divulgado métricas preliminares en escenarios simulados —aciertos del 74 % al 88 % según la queja clínica— que, si bien prometedoras, requieren validación formal, trazabilidad de datos y evaluación contra sesgos y fallos en condiciones de microgravedad, radiación y recursos limitados. La pregunta clave ya no es si la IA puede ayudar, sino cómo certificarla para uso operacional y cómo asegurarla en redes cerradas de misión. En paralelo, contratos recientes para soporte de salud de astronautas muestran que NASA mantiene una estrategia dual: robustecer la medicina operacional existente y, a la vez, ensayar capacidades autónomas.
Si madura, el sistema podría transferirse a lugares remotos en la Tierra, desde bases polares hasta barcos en altamar, donde el acceso a especialistas es limitado. La ruta tecnológica pasa por llevar modelos a hardware con huella energética razonable, mantenerlos actualizados con paquetes clínicos curados por médicos y garantizar explicabilidad de cada recomendación. Nada de “cajas negras” en procedimientos críticos.
Soy optimista con una condición: que la IA no sustituya criterio médico, sino que lo concentre cuando más falta hace. En vuelo profundo, la mejor herramienta será la que explique lo que hace… y también cuándo callar.
Fuentes:
Google Cloud Blog - How Google and NASA are testing AI for medical care in space.
NASA Ames (HRP/ExMC) - A Clinical Decision Support System for Earth-independent Medical Operations.
NASA NTRS (AsMA 2025) - Doc-in-a-Box: Adaptation of an OpenBIO LLM for Medical Decision Support.