Resumen:

  • EDF y Fidra operarán dos unidades de baterías en un antiguo sitio carbonífero de Yorkshire; capacidad prevista: 560 MW para 2027.

  • El nodo aumenta la flexibilidad del sistema eléctrico y aprovecha infraestructura existente para integrar más renovables.

  • Próximo hito: puesta en marcha por etapas desde 2027 y cierre financiero/tecnológico del hub completo.

Reino Unido añadió una pieza grande a su rompecabezas de flexibilidad eléctrica. EDF anunció un acuerdo con Fidra Energy para gestionar y optimizar dos sistemas de almacenamiento por baterías en Yorkshire, dentro de un sitio que antes albergó una central de carbón y hoy se reconvierte en polo de capacidad flexible. El plan prevé 560 MW instalados para 2027, un tamaño capaz de abastecer, en momentos punta, a unas 785.000 viviendas. La ubicación no es casual: el proyecto colinda con una subestación de National Grid, lo que reduce pérdidas y facilita servicios de balanceo a gran escala.

El movimiento encaja con una tendencia clara: reutilizar terrenos y conexiones heredadas de plantas fósiles para albergar almacenamiento y respaldo limpio. En enero, el ayuntamiento de Doncaster otorgó el consentimiento de planificación a una instalación BESS de escala récord en el área de Thorpe Marsh —55 acres de suelos vinculados a una antigua central— con una primera fase operativa prevista a inicios de 2027. Esta reconversión aprovecha carreteras internas, servidumbres eléctricas y cercanía a un gran nudo de transmisión, acortando tiempos y costos frente a emplazamientos “greenfield”.

El ecosistema industrial detrás también se mueve. Fidra, plataforma de almacenamiento respaldada por EIG, ha comunicado una cartera que supera el gigavatio en Yorkshire y acuerdos de suministro con fabricantes de contenedores y electrónica de potencia, con la vista puesta en tecnologías LFP por su costo decreciente y mayor vida útil. La hoja de ruta contempla decisiones de inversión y programación de obra por etapas, con los primeros bloques de baterías entrando en pruebas antes del pleno despacho comercial. En paralelo, la compañía ha asegurado señales de mercado a través de subastas y contratos de capacidad, necesarios para que activos de balance obtengan ingresos más allá del arbitraje de precio.

Si el cronograma se cumple, el hub de Yorkshire funcionará como amortiguador de renovables en momentos de viento fuerte o demanda débil, y como “pico de asistencia” cuando el sistema lo exija. Más que una obra puntual, es un engranaje en el esfuerzo británico por aumentar almacenamiento a red: servicios de frecuencia, contención de picos y mayor aprovechamiento de eólica y solar. La señal de fondo es pragmática: usar lo que ya existe —líneas, subestaciones, suelos industriales— para acelerar la transición sin inventar todo desde cero.

Reconvertir un sitio del carbón en una batería gigante no es poesía, es ingeniería aplicada. Y quizá esa sea la mejor noticia: menos épica y más cables, convertidores y contratos que hacen que el sistema respire mejor.

Fuentes:

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